ÚLTIMA HORA: Se consigue la paz mundial. Estaba al 20% de descuento

Gritos, confusión, ruido de fondo e ideas intrusivas. Humanos y algoritmos enredando una soga llamada actualidad. La tranquilidad es nula.

A los oídos llegan por igual aquellas voces benevolentes que dan apoyo y recuerdan lo grata que es la vida, así como esas otras que se mofan de las gentes e invitan al suicidio.

De silenciar a uno de esos grupos, el otro se volverá inaudible también. Es un todo o nada, mientras los órganos sensoriales se encuentren activos y en un mismo sitio.

Por lo tanto, quizás y sólo quizás, lo mejor sea buscar una nueva ubicación. Otro lugar donde el ruido se torne menos denso.

Pero mientras, hasta desplazar el peso acumulado de una extensa racha de infortunios —y si la valentía es suficiente— se sugiere apagar toda fuente de estímulos posible. De lograrlo, se cerrará el acceso al sistema para que nada ni nadie perturbe la añorada parsimonia, ni siquiera el propio ente.

Una cámara de vacío más frágil que una pirámide de naipes, pero tan fuerte como la voluntad sea capaz de invocar (quizá no mucho, pero por algo se ha de comenzar).

Al fondo de ese pozo es donde se hallará la paz.


Pero antes que eso, hay que hacer la tarea, terminar el trabajo, limpiar el hogar, realizar las compras, ordenar las prioridades, salir de aquel problema urgente, entre otros deberes… y ya que tanto por hacer resulta agotador para el cuerpo y mente, hay que tomar un merecido descanso a cada tanto a mitad de cada labor, mas no un descanso tan profundo como el que promete aquella cámara de vacío recién mencionada. No, no. Eso requiere —aunque resulte contradictorio— más esfuerzo y dedicación del que se le puede otorgar a la no-actividad llamada receso.

En su lugar, será mejor ver alguna película, hacer algo de ejercicio, escuchar las noticias, revisar el correo, planear el resto de la semana, leer un post de aquel blog… o porque no, hacer todo eso al mismo tiempo, y así sacarle el mayor provecho a esas horas muertas.

Tal es el proceso mental que sólo puede permitirse un ser dotado de inteligencia superior. Una eminencia de la vida misma.


Caray, eso suena agotador.

Mejor será aprovechar ese hueco en la agenda para navegar a través de una fina selección de imágenes jocosas y videos cortos en aquella red social que ya sólo sirve para ver publicaciones repetitivas de un montón de (cuasi) desconocidos.

Sin lugar a dudas, eso proveerá el mayor balance entre el sano entretenimiento y un descanso reparador.

Jajaja, mirad, un meme que hace referencia a la procrastinación.

Tontos aquellos que caen víctimas de tan burdas distracciones. Dales un teclado y un medio donde ventilar cualquier frustración que tengan, y pronto amasarás material escrito para publicar tanto de lo mismo que harás palidecer al escritor más prolífico y monótono en la historia de la humanidad.

(varios minutos o un par de horas después)

¿Eh?

Ah sí, descansar, apagar, mitigar el ruido.


Pero ya es muy tarde por hoy (¡cómo vuela el tiempo cuando se trabaja tan duro!). Habrá que darle prioridad a lo más urgente —aquello que pudo hacerse antes, pero quedó pendiente debido a razones de fuerza mayor—, luego será hora de dormir —no sin antes echar una breve partida de ese juego tan ameno que está en boga—, y mañana sin falta será el día en que rindan frutos los bien-dirigidos esfuerzos de una vida de correctas decisiones.

Oh sí, madurar es tan fácil. Sólo hay que reemplazar los sueños infantiles y las fantasías adolescentes por el cinismo del adulto. ¿Qué toca luego? ¿El resentimiento del anciano? Espléndido.

Seguro que para entonces ya no quedarán asuntos pendientes, y la totalidad del tiempo podrá ser vertida en una profunda introspección que sin lugar a dudas no derivará en echarle la culpa de todo a alguien más.

No, no. La respuesta de ningún modo radica en achacar todos los males al vecino o al progenitor, sino al gobierno internacional. Es una respuesta tan obvia que parece escribirse sola, y tampoco hay que ser un anciano meditabundo para llegar a tal conclusión, sólo hace falta el acceso a internet.

Bendita sea la red de fibra óptica que da el brainrot de cada día (Amén). Si no fuera por ella, ¿cómo podría haber sido frenada la guerra nuclear que amenazaba a la especie dominante hace apenas un par de años?

¿Qué es eso que suena? ¿Una voz que dice que dicha amenaza no ha hecho más que acrecentarse desde tiempos de la Guerra Fría, si acaso brincando de un lado a otro, como si de un prolongado juego de la papa caliente se tratase?

¡No pasa nada!, según Google, con unos pocos cientos de miles de dólares es posible adquirir un búnker bien equipado, y ya que la infalible IA del oligarca digital puede brindar tan valiosa información en fracciones de segundos, seguro le será igual de fácil explicar en una sencilla serie de pasos el método más efectivo para amasar una fortuna.

Oh, qué gracia, parece que el famoso buscador no ofrece sus propios resultados para tal solicitud, sino que se limita a redirigir a dudosas fuentes de información, tal como solía hacerlo antes de implementar sus más recientes (y para nada dudosas) actualizaciones.

Mismo caso al preguntar por métodos para evitar la guerra nuclear.

Oh bueno, cuando menos este escrito ha permitido que la humanidad dé un paso en la dirección correcta. Ahora sólo hay que esperar unos días a que se firmen y pongan en marcha los tratados de desarme pertinentes, y ya no habrá más preocupaciones en el mundo entero.

Caray. Para ser producto del ocio o algo similar, este humilde texto ha trascendido su valor de manera nunca antes vista. Otorgad un Premio Nobel a quien se adjudique su autoría, o mejor aún, inventad un nuevo galardón con su nombre, si es que algún día decide salir del anonimato, donde reside por temor al ensordecedor aplauso que habría de recibir de mostrar su rostro en público (recordad, el silencio resulta prefereible).


En conclusión, para resolver absolutamente todo en este mundo de una vez y para siempre, sólo hay que postrarse ante una computadora y acribillar sin piedad el teclado hasta recibir un baneo permanente por incumplir las normas básicas de convivencia. Repetid hasta el absurdo.

/s

Es tan claro como el agua:


No permitas que los obstáculos te detengan.


Aprovecha todas las oportunidades que recibas.


La decisión es obvia.


Contempla.


Resiste.


Interactúa.


Oh, ya pasó otro año.


Ni qué hacerle.


Toma lo que esté a tu alcance.


No te dejes engañar.


La verdad se hará notar.


Y luego…


Hallarás la salvación.

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